San Bartolo: Centro de todo, Centro de nada
Fuente del Parque Revolución. Al fondo el corredor comercial de Av. 16 de Septiembre destacando la tradicional zapatería El Puerto y el interminable desfile de micros, camiones de reparto y un sinfín de vehículos. (Foto: Alain Prieto, 2004)
Rodeado por clínicas de salud, flanqueado por la óptica y acompañado por una longeva tortería (puesto blanco a la izquierda), el estoico Cinema Coronado funciona sin interrupciones y conserva su tradicional marquesina. (Foto: Alain Prieto)
La panificadora abre a las 6 o 7 de la mañana. Esta toma es de las 7:15 y ya se ven los primeros puestos. A un lado se aprecia Mi Lupita. (Foto: Alain Prieto)
En cuestión de minutos ya es imposible fotografiar esta misma cuadra.
Toldos de plástico, micros, combis y camiones por todos lados impiden la vista libre del lugar. Esta foto es del mismo día, un domingo muy temprano. (Foto: Alain Prieto)
Ahora me ves... Av. 16 de Septiembre por la mañana. (Foto: Alain Prieto)
Ahora medio me ves... Av. 16 de Septiembre por la tarde. (Foto: Alain Prieto)
Av. Gustavo Baz, mañana dominical. Los Baños Naucalpan persisten y remontan a épocas pasadas. Se aprecia abierta su "barber shop'. Al fondo, parte del Hotel Castello construido en los 90, de mediano tamaño y con tres accesos diferentes. (Foto: Alain Prieto)
Casa con accesorias en Av. 16 de Septiembre No. 2, casi esquina con Gustavo Baz. La fachada de cantera no es posterior a 1920; podría ser realmente del siglo XIX, pero no me atrevería a datarla. (Foto: Alain Prieto, 2003)
Casa en Av. Juarez No. 5. Situada en las tres primeras décadas del siglo XX, aún se conserva con regular mantenimiento. Su fachada es original. (Foto: Alain Prieto)
Esta casona -la ubico entre los años 1905 y 1925- con el número 15, se encuentra a unos metros de la anterior. Su patio central contiene un pequeño jardín muy bien cuidado. Adivinen qué hay enfrente... (Foto: Alain Prieto)
¡Adivinaron! Aquí la convivencia de los usos del suelo que les platicaba. ¡Para Ripley! (Foto: Alain Prieto)
Aunque cierta reconciliación es posible con el lugar, tal como funciona hoy, no hacen nada sencilla la estancia las cientos de unidades de transporte público que conforman el escenario ruidoso, bultoso, caótico y anticivil que todos los días marca a Sanbar, un gran generador de dolores de cabeza.
Como contracara, el muestrario de actividades resulta muy interesante al observador, así como estimulantes los destellos de orden que a fin de cuentas se pueden percibir. Algo de misterio queda aún por revelar. Parafraseando a Galileo Galilei: “Y sin embargo, funciona”.
LOS ANTI-ADORNOS URBANOS
Es triste caer en cuenta de cómo el barrio no tiene identidad más que la cuestionable e indeseable que el comercio desorganizado le aporta, siendo que el sitio podría competir en tamaño y años con otros centros, o hasta superarlos. San Bartolo ha sido y es un teatro experimental con una triste escenografía que carece de dirección. El público, que nunca falta, acudimos tarde o temprano para cualquier asunto que involucre comprar (en los locales semifijos o en los establecidos, que también hay) o hacer uso de algún servicio bancario u otros donde de antemano sabes será complicadísimo hallar estacionamiento y moverte con holgura.
Calle Estacas. Casi en el límite norte de San Bartolo, esta cuadra (aquí sin el tráfico habitual) es de los corredores comerciales más nítidos. Hace mucho tiempo se colocaron las jardineras amarillas para impedir la invasión del ambulantaje. Sin embargo, la disminución de banqueta por esa obra resulta sumamente incómoda. Al fondo, un poco más allá del semáforo -no visible-, el mercado de Naucalpan. (Foto: Alain Prieto)
Por lo mismo, Sanbar -como le decimos de cariño- es peatonal en su mayoría, pero a la vez se caracteriza por estar hacinado y atestado de autos y especialmente de microbioses (así) que hacen mucho más detestables las experiencias sanbartolenses.
Aquí, en este pueblo-ciudad, el renovado Parque Revolución que codiseñé hace siete años y del que les platicaba en la entrega Lamento Bicentenario (septiembre 2010), sufre la obstrucción de su cara hacia Av. 16 de Septiembre, debido a que les han dado permiso por temporadas a algunos puestos considerablemente grandes de ubicarse ahí, por lo que la lectura del área recreacional no es posible a través de la carne de burro que le han puesto delante. Les debo la foto que agregaré en la primera oportunidad.
Continúo con la decoración: entre cuatro y seis bases de transporte público improvisadas, insuficientes y sucias -bases sobre el arroyo y la banqueta, sin andenes ni cobertizos- destruyen y estriñen el poco claro tejido vial, las más de las veces invadido por puestuchos casi los 365 días del año. Nunca he sabido en qué momento y bajo qué inteligencia el Ayuntamiento reguló que dichos puestos sólo mordieran el cachito que una línea amarilla les marca sobre la calle. Digo, carajo, y dicen que Naucalpan es ciudad del Siglo XXI… claro, nomás porque a todos nos amaneció el siglo por ocurrencia del calendario.
El Jardín Morelos, frente a la glorieta y estatua del prócer, luce uno de los paraderos congestionados. Junto está la casa de cantera gris que veíamos arriba. Hoy día, además de haberse extendido a esta zona varios changarros de piratería, fruta y comida que no estaban en esta época, en el extremo izquierdo existe ahora un Burger King. (Foto: Alain Prieto, 2003)
Glorieta de Morelos. Ocho años después y el sitio sigue inmutable. Los árboles dan la impresión de que no es tan terrible esta vista, pero ante la apabullante maraña de las horas pico, su tranquilizante presencia se desvanece. (Foto: Alain Prieto)
¡Habrase visto! O sea: el comercio informal se adjudica parte de la calle VÍA PÚBLICA que la gente que pagamos impuestos pavimentamos y que debemos tener (por nuestra H. Constitución) derecho a transitarla libremente, y en vez de eso hay que conformarnos por andar por donde nos dejen un cacho!!! Así de pachón. Los pájaros le tiran a las escopetas.
Esta esquina, Morelos y Abasolo, es de las más complicadas para todos, los de a pie y los de a carro. Aquí, el cuerpo entero de algunos puestos se encuentra en el arroyo vehicular. De plano... (Foto: Alain Prieto, 2003)
Imagínense aquello (traten de posarse aquí a través de las fotos) con todo y olores, pero sobre todo con el ruido inclemente que se arma.
Vamos por partes:
A) Escapes, acelerones y cláxones de camiones, microbioses y combis todo el santo día.
B) Musicota de las bocinas que ponen hacia la calle las farmacias (¡¡el doctor Simi le sube recio!!) para atraer o más bien para atarantar al respetable consumidor. Ahí no para: el propio Parque Revolución cuenta con bocinas que tenían por fin acompañar el espectáculo de la fuente que es bailarina; sin show de por medio se programa música a muy alto volumen y nada relajante para los paseantes.
C) Gritos de los cacharpos (individuos que cobran el pasaje; asistentes de los choferes) o de los controladores de Rutas anunciando el clásico “¡¡¡Jacarandas, Calacoaya, Bachilleres, súbale!!!” y cientos de destinos más.
D) Silbatos de los polis que no sirven más que para que medio pasen a veces algunos autos o peatones atrapados en el desorden y el basurero en que se convierte aquello.
E) Desmanes provenientes de las varias cantinas que hay en calles como 16 de Septiembre, Gustavo Baz, principalmente.
F) Mentadas de madre, chiflidos, carcajadas, albures y demás, que entre comerciantes son comunes, pueden coleccionarse en cualquier incursión al centro naucalpense. No es el mejor ambiente para llevar a pasear a la familia.
Para muestra este botón: El ruido visual y auditivo es significativo. Como sucede en muchos Centros de ciudad invadidos, la gente espera cruzar no en la banqueta sino en la calle, porque la primera está apartada para los benditos puestos.
Esquina de Av. Gustavo Baz y 16 de Septiembre. (Foto: Alain Prieto)
G) La comida de las decenas de puestos de tacos y fritangas a la hora de la freída ¡¡¡¡¡¡¡ssssssssssss!!!!!!
H) El ruido de los que por ahí vamos.
I) Otros que de momento olvido.
El total de los decibeles se los debo, pero no me equivoco que es uno de los lugares más ruidosos del Planeta México entre las 6:30 y las 21. Pasada esta hora, Sanbar se vuelve calmo y con el desmontaje de los puestos hasta parece otro, como si el orden y el silencio se impusieran al muladar diurno.
Por las noches, más que por limpieza y orden, sino por miedo a que sea robada su mercancía, el tianguis eterno se desmantela. A esta hora, de todas formas ya muy pocos pasan por Sanbar, el parque se cierra y los negocios bajan sus cortinas. (Foto: Alain Prieto)
¿QUÉ PODEMOS HACER POR SANBAR?
Lejos del aspecto histórico, que recomiendo siempre se conozca al menos en términos generales, el dolor que traigo con San Bartolo es meramente urbano. Allá por 2003 y 2004, tuve la oportunidad de involucrarme con este importante barrio de manera directa primero desde la Coordinación Técnica de Proyectos y luego desde la Dirección de Obras Públicas. Creímos poder cambiar este lugar, pero no pudimos lograrlo, ha permanecido prácticamente igual. En descargo diré que no fue por falta de ganas ni de capacidad (incluso económica) sino por incomunicación y situaciones políticas que en mala hora se imponen al sentir -y sufrir- de la población que debe pesar más que los papeles y cabildeos infructuosos, las más de las veces no representativos de las necesidades. Oh, creo que Juárez sabía de esto y en su época intentó combatirlo.
History keeps repeating!
Las ideas eran muchas:
Pasos a desnivel para desaparecer el fatídico cruce entre Gustavo Baz y 16 de Septiembre; regresar al peatón el territorio arrebatado hace tanto por los vehículos y proponer algo civilizado al comercio informal como se ha hecho en Querétaro; abrir una avenida de oriente a poniente a lo largo del corredor del ferrocarril (que aún funciona); remozar la imagen urbana general combatiendo el ruido visual tan apabullante y el agresivo deterioro de los elementos físicos; agregar un poco de valor arquitectónico; reubicar los puestos informales, remodelar el mercado de la cabecera municipal y… ¡Caray, qué cantidad de buenas intenciones, qué poco pudimos hacer y qué terrible nada se ha hecho desde entonces! Y trabajamos muchísimo para ello, qué pena. Incluso, ahora recuerdo, se pagó muy buen dinero por una simulación computarizada (un software muy interesante) de comportamiento vial para valorar si poníamos un puente vehicular en el citado cruce.
Veer a San Bartolo desde lo alto es una manera de descubrir que sus manzanas tienen un trazo bastante ortogonal. El desorden lo ponen los usos que ahí existen.
Este Centro que no es centro mágico, ni histórico, ni maravilloso ni inspirador salvo de notas como la mía, pero es a pesar de todo un centro. Alguna vez dio pauta de modernidad y se creyó en él como inicio de algo mejor o mayor.
Sobre calle Zaragoza. Por muchos años, la placa ha permanecido en esta pared que antes fue del Billar Fantasy y ahora de un pequeño pasaje de tienditas de ropa. Los propietarios de este edificio lo han cuidado intuitivamente, pero pocos saben que existe este recordatorio porfiriano entre el caos.
Como ya está construido al 99% hace mucho, es poco lo que se seguirá desparramando. Las vialidades ya están consolidadas y aunque constreñidas, invadidas y saturadas ya no darán mucho pie a la disociación del espacio urbano.
Por otro lado, la vivienda se irá haciendo más escasa y más cara, aún sin ser atractiva la zona para vivir en ella.
Creo que hay bastantes ideas rescatables tres párrafos arriba, pero ¿quién le pone el cascabel al gato? Mis compañeros y yo ya lo intentamos. La costumbre hasta ahora ha podido más y los ciudadanos menos, aunque al final partícipes y cómplices del escenario descrito.
Y sin embargo hay esperanza. Siempre la hay, pero la voluntad es la que escasea y la autoridad no se diga.
Pero de repente lo impensable: Paso un martes por mi Sanbar querido y resulta que por obra y gracia ¡no hay un solo puesto!
Ese martes por la noche, regresando de Cuatro Caminos, no podía yo creer que no estuvieran ahí los afianzados monumentos al tianguis. Se lo comenté incluso a mis queridos colegas con quienes todo aquello propusimos (desde luego que también hubo una enorme cantidad de obras municipales que sí concretamos y con gran aceptación). ¡Qué sorpresa!, pero como dice el dicho, era demasiado bueno para ser verdad o al menos una verdad completa. Al otro día, pan con lo mismo.
¡Así sí! Se siente tan extraño y a la vez tan cómodo y a gusto tener tanto espacio y ver las líneas de la calle tan claramente.
¿Cómo ven? También mi panadería favorita y sus fieles parroquianos gozaríamos de este respiro todos los días si la reubicación o desaparición de puestos se tratara de una medida permanente. No quiero dejar a nadie sin trabajo, quiero que podamos caminar a pie suelto.
Ahí estaba la idea, al menos en teoría, de que nada tenían que hacer los puesteros comiéndose el espacio del peatón, irrespetándolo, abusándolo y destruyéndolo, nada de esto una exageración. El ‘pero’ es que esto está lejísimos de ser permanente o resolutivo de este gran problema. Aun así, qué diferencia entre las calles hacinadas estilo El Cairo (hablando de Egipto y caos) y unas aceras que casi agarran dimensiones parisinas. Hasta siente uno que nada en espacio y esa sensación es un recordatorio de que puede vivirse bien, sin bajarse a la calle a caminar entre carros, sin librar las cajas de mercancía, sin agacharse en cada toldo (yo con mi 1.86 sé de lo que hablo, pero gente con 15 centímetros menos padece igual), sin pisar la basura que generan los puestitos, sin mamarse el cuadro de mercado que asfixia todo a su alrededor. Recordemos que en el Centro Histórico de la Ciudad de México ya se logró retirar al ambulantaje y qué cambio tan mayúsculo se consiguió.
No sé qué será de Sanbar en delante. Lo que yo prometo en lo personal es no contribuir a su desorden ni a su suciedad ni a su deterioro. Veré más adelante qué más puedo aportar, algo que valga la pena y lo hay, no cabe duda. Hay buen material para cortar de ahí y siempre, siempre hay esperanza.
Si algo cambia, prometo avisarles. Mientras, los invito a visitarlo; podrían encontrarse con algo digno de salvar.
Hasta la próxima y ¡Felices pasos!
otros lugares de naucalpan:
Arena Naucalpan
Av. 16 de Septiembre
Av. Estacas
Av. Gustavo Baz
Benito Juárez
calle Abasolo
calle Zaragoza
Jardín Morelos
José María Morelos
Metro Cuatro Caminos
Naucalpan
Parque Revolución
San Bartolo
San Bartolo Naucalpan
Sebastián Lerdo de Tejada
Unidad Cuauhtémoc
Villa de San Bartolo
ESCRITO POR Alain Prieto
gracias a http://radioarquitectura.com
Sr. excelente articulo acerca del Centro de Naucalpan de Juarez, es una lastima que sus propios habitantes no cuiden su colonia
ResponderEliminarMUY INTERESANTE TU DESCRIPCION DE SAN BAR-COMO LE DECIMOS CASI TODOS LOS QUE VIVIMOS CERCA
ResponderEliminarMe encantoooooooo tu nota!!!! Ojalá pudiéramos poner "San Bar" más bonito, pero ni hablar, así se quedará. Buen aporte!!!! :)
ResponderEliminarAtte: Tatis
Muy padre e inteligente la descripción; espero poder contribuir a la transformación de esa realidad social que nos aqueja. La ciudad es de y para el ciudadano.
ResponderEliminarHola. ¿Qué de cierto es que allá por el año 83 los Rolling Stones estuvieron en Sanbar? No, no es broma. Mi cuate del CCH pasó por mí un sábado temprano para ir a verlos porque se supone que estaban filmando un videoclip. Cuando yo llegué sólo encontré camionetas de cámaras y equipo de sonido. Pero él me asegura haberlos visto. Pensé que me había choreado, pero cuando veo el video Undercover of the night parece que sale el parque con los bustos que había allí y otros lugares que parecen ser san bar, incluyendo la iglesia. ¿Alguien sabe algo?
ResponderEliminar¡Es verdad! Increíble hallazgo e historia. En el video las secuencias a partir del 2'15'' son del Parque Revolución, el kiosko que existía se ve iluminado y se ven los bustos (son cinco caudillos de la Revolución), que son cinco y se reubicaron a unos metros al realizarse la remodelación muy bien diseñada en 2005 que lo dotó de una fuente muy elogiada y un diseño de pisos y áreas verdes con sentido histórico. En el video se pueden ver los edificios sobre Av. 16 de Septiembre. Más adelante, la iglesia que aparece no es la de San Bartolomé, pero no ha sabido ubicarla. El parque fue completamente destruido en agosto de 2020 a pesar de todas las inconformidades... Saludos.
EliminarHOLA ME PARECE EXCELENTE LA RESEÑA YO NACÍ EN LA AVENIDA NORTE AMÉRICA No 74, EN UNA VECINDAD PROPIEDAD DE LA SEÑORA JUANA JARDON EN PAZ DESCANSE,
ResponderEliminarEN EL AÑO DE 1962,
ESCRIBO ALGUNAS MEMORIAS DE MI INFANCIA QUE TIENEN QUE VER CON EL LUGAR,
EL CUAL AL IGUAL QUE ALAIN PRIETO CONSIDERO QUE HA DADO MUCHO A MUCHOS
Y NO HAN HECHO NADA POR SAN BARTOLO,SUS BARRIOS Y COLONIAS.
saludos atodos
ResponderEliminarAgradecido por sus comentarios. Sanbar puede renacer, pero hasta ahora sólo lo tomamos como "ése lugar feo" por el que todos debemos pasar. ¡Saludos!
ResponderEliminarCerca de ahí hay una pirámide? Me pueden platicar de eso. Acabo de estar por el barrio hace poco, saludos desde Veracruz
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